Comiendo en la posada situada en la calle Real de Coatepec, un delicioso olor salía de la cocina y para los ingleses era como un banquete exquisito.
Después de comer, su guía el señor Romero le dijo que visitarían una hacienda desviándose del camino principal para dar la vuelta por la hacienda, donde el inglés no recuerda el nombre del hacendado, solo tenemos como referencia que está situada en la loma verde siendo la Hacienda de La Orduña la única en la región en una loma.
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Entrada de la hacienda de La Orduña Fondo Soledad García Morales |
Pasado por un camino vecinal que cruza los cañaverales y tanto él como la dama británica, cabalgaron ante el mal camino. Observo el proceso la caña de azúcar. El inglés Parish Robertson como se había mencionado antes la hacienda estaba en una loma a la que subieron por una terraplén, ahí encontró una construcciones tan extensas, que creía que no cubrían menos de media docena de acres de tierra
El trapiche, o molino, para triturar la caña daba vueltas alrededor de unos sólidos cilindros de bronce muy grandes, los tanques para recibir el jugo estaban colocados a lo largo de un corredor de 150 o 200 pies de longitud, el contenido era vaciado constantemente de un tanque a otro. La destilería tenía un aspecto descuido pero funcionaba bien y producía un licor de gusto que probo.
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Vista desde el cerro de La Orduña. Fondo Lic. Ulises García Sánchez |
Hay Parish Robertson, se dio cuenta que en realizada su guía iba no por enseñar la hacienda sino por caña de azúcar para su familia. Ya que su esposa siempre se la pedía cuando iba por un cañaveral.
Él continuo su viaje y regreso a Inglaterra un año después, llevadose en sus recuerdos a la Villa agrícola de Coatepec.
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